Con relación a la familia el Papa Francisco nos recuerda la centralidad del primer anuncio en ella: “Ante las familias, y en medio de ellas, debe volver a resonar siempre el primer anuncio, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario y debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora. Es el anuncio principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar de una forma u otra. Porque nada hay más sólido, más profundo, más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio y toda formación cristiana es ante todo la profundización del Kerygma… Por eso quiero contemplar a Cristo vivo presente en tantas historias de amor, e invocar el fuego del Espíritu sobre todas las familias del mundo” (AL 59). Es nuestro propósito que este ministerio, además de evangelizar la familia, haga de ella una fuerza evangelizadora.
Evangelizar a la familia, acompañándola en todas las etapas propias de su vida, desde su nacimiento, su evolución y crecimiento en la sociedad y en la comunidad eclesial, hasta llegar a consolidarla como verdadera Iglesia doméstica.