Los Candidatos al Sacerdocio

ILUMINACIÓN DOCTRINAL

Es claro que este ministerio es definitivo para la vida de la Iglesia. No podemos olvidar la voluntad del Señor: “Pidan al dueño de la mies que envíe obreros a sus campos”. Todo el pueblo de Dios está llamado a actuar, ante todo, con la oración y el testimonio. Al respecto el Concilio Vaticano II, es muy claro cuando nos enseña que “el deber de fomentar las vocaciones pertenece a toda la comunidad de los fieles, que debe procurarlo, ante todo, con una vida totalmente cristiana. Es deber de los Obispos impulsar a su grey a fomentar las vocaciones y procurar la estrecha unión de todos los esfuerzos y trabajos, y de ayudar, como padres, sin escatimar sacrificio alguno, a los que vean llamados a la heredad del Señor” (OT 2).


Partiendo de toda la estructura diseñada por la Iglesia universal para el debido funcionamiento de los Seminarios Mayores, hemos querido integrar dentro del ministerio de pastoral sacerdotal a los candidatos al sacerdocio. La razón fundamental se apoya en la unidad del llamado al sacerdocio por parte del único Señor, como don y misterio. Desde el primer signo vocacional en nuestra infancia, adolescencia y juventud, hasta la venerabilidad del presbítero mayor, se vive un encuentro íntimo con el Señor en la oración y la fidelidad, como respuesta permanente a la vocación recibida. Y dentro de este espíritu, debemos tener muy claro que cada sacerdote está llamado a ser el mejor formador y promotor vocacional. Esta es una tarea sagrada y urgente del presbítero.



OBJETIVO GENERAL

Comprometer a todo el pueblo de Dios, en la sagrada misión de orar, promover, acoger, y acompañar a todos aquellos que manifiestan haber recibido el llamado vocacional, para que durante el proceso formativo, puedan discernir con libertad y responsabilidad la voluntad de Dios.



OBJETIVOS ESPECÍFICOS

  1. Como misión permanente en la Diócesis, promover espacios propios de oración para pedir por las vocaciones   sacerdotales y religiosas.
  2. Comprometer al Presbiterio, a los religiosos, religiosas, y fieles cristianos en esta tarea fundamental.
  3. Infundir en los alumnos del seminario, la apertura a la misión “Ad Gentes”. Es necesario que los alumnos   entiendan su compromiso en favor de la salvación universal.
  4. En la predicación, en el ministerio de niños y de jóvenes, presentar y proponer el camino vocacional para el   sacerdocio y la vida consagrada.
  5. Explorar caminos académicos que relacionen el Seminario Mayor con nuestra Universidad Católica.



LÍNEAS DE ACCIÓN

  1. Crear y fortalecer en cada parroquia una Comisión para promover la oración y la ayuda a las vocaciones.
  2. Fortalecer el equipo de formadores del Seminario.
  3. Hacer el seguimiento a los candidatos, a partir de un conocimiento personal y familiar, con miras a una mejor   selección.
  4. Favorecer el contacto de los candidatos al sacerdocio con todas las realidades diocesanas, dentro de la opción   preferencial por los pobres.
  5. Que la formación busque imprimir en los candidatos un verdadero espíritu misionero, tanto “Ad Intra” como “Ad   Gentes”.
  6. Todos los alumnos deben conocer y crecer dentro de la realidad espiritual y pastoral de nuestro proceso de   nueva evangelización.