Creemos que siguen siendo muy actuales las enseñanzas de la “Evangelii Nuntiandi”: “Nosotros queremos confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar”. (EN 14).
Y para nosotros los evangelizadores, siguiendo la tradición de la Iglesia, el actual Pontífice nos exhorta a ser evangelizadores con Espíritu. Esto “quiere decir evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo. Él además infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente. Invoquémoslo hoy, bien apoyados en la oración, sin la cual toda acción corre el riesgo de quedarse vacía y el anuncio finalmente carece de alma. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no solo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios” (EG 259).
Declarar la parroquia en permanente estado de misión, para que el Párroco, con la ayuda de los fieles capacitados para este ministerio, pueda anunciar el mensaje del Evangelio a todos los habitantes de la parroquia, con el fin de propiciar en ellos un encuentro personal y comunitario con Cristo, como miembros vivos de la comunidad eclesial.