El Papa Francisco afirma que “la parroquia no es una estructura caduca” (EG 28). Nuestro proceso evangelizador tiene su espacio vital en el ámbito parroquial. Allí se da el primer anuncio y se inicia el proceso de gestación de las pequeñas comunidades. Nos dice el Santo Padre que “la parroquia es presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento de la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y de la celebración. A través de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que sean agentes de evangelización. Es comunidad de comunidades, santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío misionero” (EG 28). Podemos afirmar que todas estas características de la comunidad parroquial, se viven en el nivel de la pequeña comunidad. No olvidemos que la comunidad cristiana es un lugar teológico en donde reside la presencia de Cristo Redentor. En la pequeña comunidad se fortalece esta presencia.
Acompañar y asesorar a los hermanos que están viviendo la fe en los distintos niveles de comunidad, fortaleciendo en ellos los lazos humanos, espirituales y pastorales que los unen, para que caminando hacia una fe adulta, lleguen a ser en la Iglesia verdaderos discípulos misioneros del Señor, para la edificación de su Reino.