Ser seminarista

ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL y DISCERNIMIENTO

Si tienes inquietud vocacional para ser sacerdote diocesano, en la Diócesis de Pereira, tienes la posibilidad de ser acompañado por el equipo diocesano de Pastoral Vocacional. El acompañamiento vocacional tiene dos dimensiones, una personal y otra comunitaria. Durante el año se realizan encuentros vocacionales, que te permiten conocer de forma cercana lo que realmente es la formación en un Seminario Mayor.

En nuestra casa de formación encontrarás los espacios, las experiencias, y el acompañamiento para emprender la búsqueda de la voluntad de Dios en tu vida. Esta búsqueda está acompañada por una formación integral en cuatro dimensiones: espiritual, humana-comunitaria, pastoral y académica.

Nuestro Seminario está ubicado en el sector de La Badea, Dosquebradas. Anímate a conocernos, Dios te puede estar llamando.

PROPEDÉUTICO:
Es el primer año de formación, es introductorio

En este tiempo, el joven crece en el conocimiento de si mismo, reflexiona sobre su propia historia personal, reconociendo en ella todo lo que favorece y desfavorece, la construcción de su proyecto de vida, que empieza enfocarse hacia la vocación cristiana.La etapa propedéutica te dará las bases para toda esta aventura de la formación

sacerdotal. También será un tiempo de adaptación a tu nueva casa: el seminario.Al finalizar este año, has alcanzado una conciencia más clara de tu realidad personal y de los condicionamientos que la determinan. Empiezas a ver la vida desde la fe. ¡Ya eres parte de nuestro seminario! Ya eres seminarista.

ETAPA DISCIPULAR

Es el tiempo de formación (3 años) que tiene el objetivo de despertar la conciencia de ser discípulo misionero de Jesús; respecto a lo académico tiene un enfoque filosófico.

Esta etapa consta de tres años, se da inicio a la vivencia del discipulado y con el curso de la etapa se va consolidando. Se busca que te sientas parte del rebaño de Jesús, porque de “las buenas ovejas salen los buenos pastores” (San Agustín). Va a brindar la preparación para responder a la exigencia del ministerio que tanto insiste el Papa Francisco: el pastor tiene que oler a oveja. Es el tiempo en el que madura la decisión definitiva de seguir al Señor en el sacerdocio ministerial. La dimensión académica tendrá un enfoque filosófico que te dará una mirada clara del hombre y del mundo, te capacitará para mirar la realidad integralmente. 

ETAPA CONFIGURATIVA

Es el tiempo de formación (4 años) que tiene el objetivo de suscitar la configuración con Jesús, el misionero del Padre y Buen Pastor; respecto a lo académico tiene un enfoque teológico.

Esta etapa consta de cuatro años, te compromete seriamente con el reto de configurarte con Cristo Pastor. Lleva a una fecunda y armónica interacción entre madurez humana y espiritual, entre vida de oración y aprendizaje teológico. Los estudios en teología están dispuestos para profundizar sobre el misterio del Dios de Jesús en continuidad con la tradición de la Iglesia católica.

Esta es la etapa de los ministerios laicales que te proyectan a los ministerios ordenados del diaconado y del presbiterado. Se confieren los ministerios de lectorado y acolitado.

AÑO DE PASTORAL

Es un año de servicio pastoral y de formación humana en una expresión concreta de la pastoral de la Diócesis, es decir, en una comunidad parroquial o en un ministerio diocesano.

Es el tiempo para despertar fuertemente el celo apostólico y el espíritu misionero. Vivirá la acción pastoral en contacto con una comunidad concreta en la cual se siente llamado a reflejar la presencia de Cristo en la Diócesis de Pereira se ha

ido avanzando en la consolidación del año de Pastoral para que realmente afiance la configuración con Jesús Buen Pastor. Esta experiencia se vive en medio de la etapa configurativa, generalmente, en una parroquia, en la que el seminarista le ayuda al párroco en la acción evangelizadora, catequética y pastoral de la misma.

MINISTERIOS ORDENADOS

Después de vivir todas estas etapas de la formación sacerdotal, llamada formación inicial, el candidato recibe la ordenación del diaconado con miras al presbiterado. Configurándose como servidor de la Palabra y servidor de todos desde la caridad, especialmente a los pobres, se dispone para recibir la misión de ser pastor de una comunidad. Al nuevo presbítero le espera todo un camino de formación permanente, que vivirá desde la misma acción pastoral pero también desde actualizaciones académicas.