COMUNICADO
Los obispos católicos de Colombia, en el inicio de este año, nos unimos a la oración de la Iglesia Universal convocada por el Papa Francisco, por la reconciliación y la paz de los pueblos. Él nos recuerda que este camino debe estar marcado por la confianza y la esperanza de lograr los propósitos de unidad que nos hemos propuesto como nación: El proceso de paz es un compromiso constante en el tiempo. Es un trabajo paciente que busca la verdad y la justicia, que honra la memoria de las víctimas y que se abre, paso a paso, a una esperanza común, más fuerte que la venganza (Mensaje para la Jornada Mundial de Oración por la Paz. Enero 1, 2020).
Valoramos los esfuerzos de tantos líderes sociales, que aportan a la construcción de una sociedad en la que se respete la dignidad humana y sus derechos, y se haga realidad la justicia. El Estado reposa sobre los esfuerzos de quienes se dedican a servir a sus comunidades, hacen posible y animan los procesos que son indispensables en la vida de la nación. Corresponde a toda la sociedad reconocer y exaltar a quienes realizan esta misión sin más interés que el bien común. Exhortamos a no caer en la indiferencia y en el desconocimiento de las dramáticas situaciones que amenazan nuestra democracia.
Los obispos sentimos inmenso dolor, preocupación y rechazo al recibir, cada día, en lo recorrido de este 2020 noticias de asesinatos de líderes y de amenazas a las comunidades. Nos manifestamos solidarios con los sobrevivientes, los familiares y seres queridos de quienes han perdido la vida en esta oleada de violencia y muerte sin sentido. Aseguramos nuestra oración y cercanía a todas las diócesis y comunidades que han sido gravemente golpeadas por la violencia, especialmente a las de los departamentos del Chocó, Cauca, Valle del Cauca, Norte de Santander, Nariño y Arauca.
Clamamos de nuevo por el respeto a la vida, que es sagrada y que es el valor primario y fundamental de las personas. Pedimos que todos, Gobierno y sociedad civil, hagamos cuanto sea necesario para evitar que sigan ocurriendo asesinatos, atentados y acciones violentas contra nuestros hermanos y hermanas. Debemos ser conscientes que esta situación fratricida termina por amenazar nuestra democracia y a todas nuestras instituciones.
Hacemos un llamado a las autoridades municipales y regionales que recientemente han tomado posesión de sus cargos, para que incluyan en sus acciones de gobierno la protección de las comunidades y de sus líderes. Insistimos en la necesidad de poner en marcha una política pública nacional para enfrentar esta amenaza, que incluya acciones de protección, de respuesta oportuna a las alertas y de presencia eficaz de las instituciones del Estado en las comunidades más vulnerables.
La Iglesia católica seguirá acompañando, animando y promoviendo a las comunidades, especialmente a las más distantes y a las más desprotegidas. Que Dios guie nuestros pasos por el camino de la paz. María, Madre de la esperanza, nos siga acompañando y nos sostenga en el camino de la reconciliación.
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Bogotá D.C., 15 de enero de 2020.
+ Óscar Urbina Ortega
Arzobispo de Villavicencio
Presidente de la Conferencia Episcopal
+ Ricardo Tobón Restrepo
Arzobispo de Medellín
Vicepresidente de la Conferencia Episcopal
+ Elkin Fernando Álvarez Botero
Obispo auxiliar de Medellín
Secretario General de la Conferencia Episcopal
(Original firmado)
Fuente: cec.org.co