Los Presbíteros

ILUMINACIÓN DOCTRINAL

Es abundante la doctrina que nuestra madre la Iglesia nos ha proporcionado para conocer e iluminar el ser, la vida y el ministerio de los presbíteros. En la mayoría de los documentos del Vaticano II, se hace referencia a los presbíteros. De modo directo el decreto “Presbyterorum Ordinis”, ha servido de piedra angular para las reflexiones posteriores. No podemos descartar el Concilio, como fuente de inspiración en todas las dimensiones de la misión de la Iglesia. Recordemos esta profunda reflexión: “El ministerio de los presbíteros, por estar unidos al orden episcopal, participa de la autoridad con que Cristo mismo edifica, santifica y rige su Cuerpo. Por lo cual el sacerdocio de los presbíteros supone ciertamente, los sacramentos de la iniciación cristiana, pero se confiere con un sacramento peculiar por el que los presbíteros, por la unción del Espíritu Santo, quedan marcados con un carácter especial que los configura con Cristo Sacerdote, de tal forma que pueden obrar en nombre de Cristo Cabeza” (PO 2).


Tanto el magisterio universal, como el latinoamericano y local, nos ha abierto caminos para el correcto discernimiento en esta materia. Creemos que en toda la reflexión de los capítulos precedentes hemos profundizado ampliamente sobre este tema, principalmente buscando aclarar al máximo la identidad del presbítero. Nunca se agota el camino de este ministerio, porque siempre será una necesidad urgente reflexionar sobre la santidad del Don recibido. Pero debemos concretar los objetivos, dimensiones, líneas de acción y demás acciones fundamentales para iluminar y realizar este ministerio. Las acciones directas y programas propios quedarán plasmados en el cronograma anual de pastoral, bajo la responsabilidad de una comisión episcopal creada para este fin.



Objetivo general

Acompañar a los presbíteros en su ser, en su vida y en su ministerio, para que buscando la santidad de vida en su identificación con Cristo Cabeza, lleguen a ser verdaderos discípulos misioneros, al servicio del Reino de Dios.



Objetivos específicos

  1. Promover la espiritualidad personal y comunitaria propia del presbítero, con el fin de propiciar un encuentro   vivo con El Señor.
  2. Iluminar con la Palabra de Dios y la doctrina de la Iglesia, todos los encuentros y actividades del presbiterio   diocesano.
  3. Buscar la cualificación de los sacerdotes en todos los aspectos de su misión, para que sean verdaderos testigos   de Cristo y líderes de la comunidad cristiana.
  4. Velar por la dignidad y bienestar del presbiterio, fomentando la fraternidad y la solidaridad sacerdotal,   principalmente con los enfermos y ancianos.



LÍNEAS DE ACCIÓN

Cuatro dimensiones fundamentales nos permiten acercarnos a una verdadera vivencia del ser sacerdotal del presbítero: La espiritual, la pastoral, la intelectual y la humano-comunitaria. Aunque debemos afirmar que ninguna de las dimensiones se agota en este documento, sí podemos dar unas importantes pistas para su realización.


Con respecto a la dimensión espiritual, señalamos las siguientes líneas de acción:

  1. Hacer que La Liturgia de la Iglesia, tenga una incidencia vital en los Presbíteros, con miras a la santidad.
  2. Propiciar en los retiros anuales y en los encuentros mensuales de las vicarías, un ambiente propicio para   favorecer el encuentro con Cristo en la oración y meditación de su Palabra.
  3. Implementar la “Lectio Divina”, como un instrumento indispensable   el crecimiento espiritual de los presbíteros.
  4. Promover la “Lectio” semanal en pequeños círculos sacerdotales, congregados libremente en cada Vicaría o   sector de la misma.
  5. Exhortar a los presbíteros para que frecuenten la confesión y la dirección espiritual. Además favorecer la vida   espiritual de los presbíteros unido a los laicos en la pequeña comunidad.


En la dimensión pastoral presentamos las siguientes líneas de acción:

  1. A partir de nuestra identidad sacerdotal, acompañar a los presbíteros en la tarea de asumir nuestro sistema   evangelizador, como un instrumento de gran valor, para hacer efectiva la nueva evangelización. Que cada   presbítero sea miembro de una pequeña comunidad.
  2. Sembrar en el corazón de los sacerdotes la apertura a la misión “Ad Gentes”, como verdadero signo de madurez   en la fe.
  3. Difundir entre los pastores el concepto de la “misión permanente” para la vida parroquial, como fruto de la   conversión pastoral.
  4. Buscar con todas las fuerzas diocesanas, el intercambio pastoral solidario para lograr la anhelada unidad de   criterios.
  5. Promover la utilización de los medios modernos de la comunicación en toda la misión apostólica.
  6. Propiciar en los presbíteros más apertura para aceptar las actitudes y los mecanismos propios de la nueva   evangelización, favoreciendo la acción y participación de los laicos.


Con respecto a la dimensión intelectual, nos referimos a las siguientes líneas de acción:

  1. Como un signo de responsabilidad con la Iglesia y la sociedad, fomentar el hábito de estudio entre los   presbíteros, para que lleguen a ser interlocutores válidos en la nueva cultura.
  2. Propiciar en cada vicaría, la existencia de círculos menores de estudio, liderados por los mismos sacerdotes o   laicos capacitados, dentro de un ambiente fraterno de amistad y libertad.
  3. En la medida de lo posible, acercar más a los presbíteros a nuestra Universidad, para cualificarlos   intelectualmente con todas las riquezas académicas y culturales que nos ofrece esta “Alma Mater”.
  4. Velar para que los espacios de formación permanente, sean útiles y de calidad.
  5. Continuar con la formación y capacitación de sacerdotes, dentro y fuera del país.


Finalmente para la dimensión humano-comunitaria, presentamos las siguientes líneas de acción:

  1. Propiciar en cada encuentro vicarial un ambiente adecuado de acogida alegre y fraterna.
  2. Que la espiritualidad de comunión, ayude a los presbíteros a compartir con los hermanos sacerdotes, la vida y   los dones de todo orden, recibidos de la providencia divina.
  3. Valorar las cualidades y virtudes de los hermanos sacerdotes, como servidores de la unidad, el respeto y la   fraternidad.
  4. Fortalecer cada vez más los lazos solidarios con los sacerdotes ancianos, enfermos, aislados o que tengan   duelos familiares; celebrar la Eucaristía por los sacerdotes fallecidos.
  5. Prever y propiciar el descanso semanal y la sana recreación dentro de la fraternidad sacerdotal.